Radiografía a la Hidatidosis en Aysén

Radiografía a la Hidatidosis en Aysén


Según el estudio de Demografía Canina del año 2009, realizado en Coyhaique y Puerto Aysén por la Seremi de Salud, el 55 % de los encuestados, reconoce que sus mascotas (cerca de 5 mil perros) en algún momento del día salen solos a la calle.

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Es ahí cuando comienzan a hacer de las suyas, integrándolos por algunas horas al no muy bien ponderado club de los 'perros vagos', donde, entre riñas y juergas, más de uno termina con su hocico metido en un basurero del barrio, comiendo 'a la suerte de la olla'. Y para qué hablar del sector rural, si hace unos días, un grupo de perros disfrutaba de las vísceras que su amo les pasó, mientras éste carneaba uno de sus animales en estos días de invierno producto del aislamiento. "Lamentablemente no sabemos de qué se alimentan las mascotas en sus salidas y peor aún, no las desparasitamos como es debido", comenta la médico veterinaria Claudia Álvarez, encargada del programa de Zoonosis de la autoridad sanitaria regional, quien agrega que el estudio arroja que sólo el 13% de los perros tenía tratamiento de desparasitación al día. Así surgen las situaciones de riesgo de contraer una zoonosis parasitaria, como la Hidatidosis, una enfermedad causada por el parásito Echinococcus Granulosus, que afecta principalmente al hígado y pulmón de las personas, produciendo quistes hidatídicos que aumentan de tamaño, los que deben ser extraídos mediante cirugía en el hospital regional de Coyhaique. Evolución de la Enfermedad "Algunos hombres de campo, en premio por realizar bien su trabajo le dan a sus perros las vísceras del animal carneado o, simplemente, porque no saben que deben ser enterradas o eliminadas en fosos no accesibles a los perros. Ahí parte el problema", menciona Marco Acuña, epidemiólogo, quien explica que esas personas, sin percatarse, están perpetuando el ciclo de transmisión de la Hidatidosis. Así es el ciclo: El perro come vísceras de animal, con quistes hidatídicos (forma larvaria de la Tenia Echinococcus, que contiene embriones de la tenia o parásito intestinal). Alrededor de 7 semanas después, cada embrión contenido en esos quistes se transforma en una tenia adulta y madura. Cuando el perro defeca, expulsa el último segmento de la tenia que contiene cerca de 800 huevos microscópicos, los que al salir al exterior contaminan el suelo, pasto, verduras, agua, incluyendo el hocico y el pelo del perro. Cada huevo ingerido por el ser humano o por el animal, lleva en su interior un embrión que atraviesa la pared intestinal, pasa a la circulación y se aloja en un órgano como el hígado, pulmón o riñón para desarrollarse ahí un quiste hidatídico. Es esta Hidatidosis la que avanza en silencio. "En el año 1998 hicimos un estudio de prevalencia de la enfermedad en población rural. De cada 100 ayseninos que viven en sectores rurales, 2 van a hacer Hidatidosis en algún momento de su vida. Y ahora, que empezamos a tomarle serología (presencia de anticuerpos o antígenos en la sangre) a los grupos familiares, resulta que la prevalencia subió de un 2% a un 18%, es decir, casi 10 veces más", fundamenta Acuña, aludiendo que esto habla que "en el entorno donde está la familia de la persona con Hidatidosis hay mayor riesgo, porque tienen perros no desparasitados, animales de tamaño mayor y siguen conservando las costumbres de permitir el acceso de 'las vísceras a los perros'". Una enfermedad que no sólo se alberga en lo rural, porque su evolución la acerca a las ciudades. De hecho, más del 60% de los casos se registran en personas de Coyhaique y Puerto Aysén, con el consiguiente ausentismo laboral o escolar, afectando la economía del grupo familiar, lo que ocasiona alteraciones emocionales y sicológicas por las cicatrices que quedan, en especial cuando los quistes son grandes. Todo esto a un costo que bordea el millón 800 mil pesos para el diagnóstico, tratamiento quirúrgico y seguimiento de cada caso. El comportamiento de la Hidatidosis en la parte pediátrica también presenta cambios. "Ha ido bajando la edad de presentación de los casos clínicos", dice el cirujano infantil Eugenio Mauret quien opera -en promedio- 2 niños mensuales por esta enfermedad. "Antiguamente, la mayoría de los niños que se operaban tenían entre 8 y 10 años de edad. Hoy, estamos operando un buen porcentaje de niños entre 2 y 5 años", comenta. Quizás esto pueda explicarse por el contacto directo de los niños con los perros sin desparasitación regular, o bien, una mayor disponibilidad de huevos del parásito presente en las deposiciones de los perros esparcidas en las plazas, parques y juegos infantiles. Los especialistas, agrega el pediatra, "tenemos la impresión de que hay una cepa nueva o un comportamiento más agresivo de la enfermedad. Se habla de que la evolución de un quiste localizado en el pulmón o el hígado debiera ser más o menos de un centímetro por año y estamos operando a niños de 2 ó 3 años, con quistes de 6 ó 7 centímetros". Como dato estadístico, entre el año 2000 y 2008, en Hidatidosis infantil se realizaron 84 cirugías en 74 pacientes, encontrándose 119 quistes, con una mayor prevalencia en niños menores de 4 años. Pasado y Presente Mucha efectividad tuvo el programa de erradicación de la Hidatidosis que aplicó el Servicio Agrícola Ganadero (SAG) durante 2 décadas en la Región de Aysén, con fondos del Gobierno Regional. Un programa que se financió en 2 tramos de 10 años cada uno, con el estreno del Fondo Nacional de Desarrollo Regional, FNDR. "Había que hacer una intervención en la región sobre el tema, porque estábamos liderando en tasas de la enfermedad a nivel mundial", comenta el profesional del SAG, Tomás Chacón, donde en el año '82, estaban infectados el 54% de los perros, el 83% de los ovinos y una tasa de 72 casos de personas entre mil. "Teníamos que reducir al menor número de quistes existentes en el ganado y las tenias adultas presentes en los perros. Había una línea de acción que era la dosificación antiparasitaria donde cada 45 días los perros tenían que recibir antiparasitarios. Era muy difícil llegar a todas las casas, por las características propias de la región, por lo tanto se inventó una figura que se llamaba 'concentraciones'. En una casa determinada se citaba a la gente en cierta fecha y se entregaban las pastillas de los perros. La cobertura era baja", agrega Chacón. La segunda línea de acción era la vigilancia epidemiológica. Saber cómo se desarrollaba la enfermedad, que esencialmente se hacia con los mataderos o pidiendo a las personas que llevaran aviso de los animales faenados para hacer dicha inspección. Además, se potenció la educación para evitar que la gente entregara las vísceras a los perros. A esto hay que sumarle los famosos 'carneaderos' o canchas de matanza en miniatura, que fueron un rotundo fracaso, porque el diseño que se obligó a construir, con la finalidad que la carne y vísceras quedaran alejadas de los perros, no tenía relación con el uso de las costumbres del hombre de campo y no tuvo aceptación. "Ocho de cada 10 usuarios manejaban el ciclo de la enfermedad, pero 6 de 10 seguían dando vísceras a los perros", destaca Tomás Chacón. Con la aparición de los convenios de programación del Gobierno Regional de Aysén, la torta de financiamiento del FNDR fue más estrecha y la prioridad de destinar fondos regionales exclusivos para el control de la hidatidosis fue perdiendo importancia. Por su parte, el SAG volvió a retomar su rumbo y se definió como un organismo de fiscalización, certificación y promoción de la sanidad para fines productivos, con miras a la exportación, donde trabajar en un programa crónico, sin importancia productiva y con relevancia de salud pública lo hacia dar un paso al lado. "Es como estar vestido con un terno ajeno. Este tema empezó a conversarse internamente, fue difícil seguir gestionado, porque las metas y objetivos tenían otra dirección. El programa finalizó el 2001", concluye Chacón. Lo claro es que este es un asunto de salud pública que si bien el sector no lo asumió como tal en su proceso de reforma de la salud, hoy afloran algunas luces. El tema se subió a la Mesa Regional de Tenencia Responsable de Animales que conforman el municipio de Coyhaique, Rescate y Protección Animal REYPA, Colegio Médico Veterinario, Ejército de Chile y el SAG, con dirección desde la Seremi de Salud. "Lo relevante es velar por la salud de las personas. En ese contexto esta mesa continuará con labores educativas", dice la médico veterinaria Claudia Álvarez, quien agrega que a esta instancia llegarán a discusión 2 temas relevantes: El proyecto de erradicación de la Hidatidosis que nuevamente presentará al Gobierno Regional la Seremi de Salud Aysén y la ordenanza municipal sobre tenencia responsable de mascotas. En lo que respecta al proyecto, éste tiene su historia luego que el año 2007 se realizara en Coyhaique una jornada de sensibilización del tema, con la presencia de profesionales de la Organización Panamericana de la Salud, donde se comprometió su elaboración, pese a existir instancias anteriores con la voluntad de levantar el tema. En 2008 la iniciativa duerme, el 2009 se contrata asesoría externa para su formulación y se presenta en septiembre de ese año al Gobierno Regional, siendo objetado técnicamente. "Valoramos los esfuerzos, pero este es un proyecto que fue objetado. En esta nueva gestión lo vamos revisar, si hay que reconstruirlo lo haremos y si es necesario plantear uno nuevo, también lo tendremos que hacer. Recordemos que este proyecto no prosperó y es nuestro deber que hoy cumpla con los estándares que requiere para su aprobación", fundamenta el seremi de Salud, Claudio Vallejos, quien no descarta la obtención de recursos sectoriales, como una 'buena carta' para enfrentar el problema. Sobre la normativa municipal, el asesor jurídico de la casa edilicia de Coyhaique, Patricio Ramos, agrega que "la ordenanza municipal será tratada en esta mesa, y si tenemos que incorporarle algunos párrafos sobre sanciones a personas por ingresar animales a la ciudad, para matanza domiciliaria o haciendo entrega directa de vísceras a sus perros, lo haremos". El principal responsable es el escaso autocuidado y la poca conciencia que tienen los hombres y mujeres, que pese a saber del ciclo y los riesgos a la población, insisten en entregar las vísceras a los perros y, peor aún, sin que éstos sean desparasitados cada 3 meses, como corresponde. Sin duda, debe existir el control ciudadano para denunciar. Por otro lado, están los pacientes que descuidan por abandono sus tratamientos postoperatorios, que duran hasta 5 años y que continúan en riesgo. Todo ello conduce a que es necesario potenciar la educación en las nuevas generaciones, aplicar sanciones a quienes insisten en estas acciones que atentan contra la salud pública, evitar proyectos 'golondrinas' que no logran impacto a mediano plazo y convertirlos en programas sectoriales e intersectoriales, con una fuerte participación ciudadana y con permanencia en el tiempo y, fijarse como meta, construir entre todos una región más saludable. Fuente: Agromeat, 25/07/2010


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